Perseguida por los papparazzi
Ir a mi grado...este viernes fue como ver una película en la que ya sabes el final, desde días antes ya sabía que me iba a poner...por donde iba a caminar a quienes iba a ver, lo "contenta" que iba a estar mi mamá, etc...y así fue. Voy a devolverme a minutos antes de lo que fue el momento más emocionante de la tarde.
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Estábamos mis compañeros de promoción en el anfiteatro 2, recibiendo las últimas instrucciones de la gente de protocolo, salimos de allí para estar 15 minutos de pie y en fila. Al arrancar recorrimos desde la facultad de Derecho hasta el Gran Salón gritando...allí, esperando, estaban parte de los invitados especiales (antiguos profesores y algunos familiares que imponían medallas) trajeados con toga, birrete y medallas...Entonces al llegar al portón-además de que yo era la número 8 de la fila-ví a todos mis compañeros vestidos con mi misma emoción...gritando para que todos los que estaban adentro supieran que ya habíamos llegado...mientras protocolo nos contaba y recontaba, yo moría por la ansiedad, quería descubrir qué había detrás de la inmensa puerta blanca corrediza que divide el estacionamiento donde estábamos y el salón donde iba a ser el acto...esa sensación en serio fue indescriptible...obviamente ya sabía lo que iba a ver pero... sonó la marcha:
Gritos, aplausos y mi caminar torpe de tacones me llevaron hasta esa primera fila, bombardeada por flashes....cientos me atravería a decir, de personas sonrientes tomándonos fotos, eufóricos viéndonos a nosotros, esas pequeñas estrellas que estábamos brillando en el firmamento de cada uno de nuestros seres queridos...
Nunca pude ver a mi mamá entre esa multitud, pero igual saludé a todos, les sonreí a todos y me sentí orgullosa de mí misma al escuchar los tonos de esa típica canción y sentí esa paz de saber que había logrado una nueva meta.
Gritos, aplausos y mi caminar torpe de tacones me llevaron hasta esa primera fila, bombardeada por flashes....cientos me atravería a decir, de personas sonrientes tomándonos fotos, eufóricos viéndonos a nosotros, esas pequeñas estrellas que estábamos brillando en el firmamento de cada uno de nuestros seres queridos...
Nunca pude ver a mi mamá entre esa multitud, pero igual saludé a todos, les sonreí a todos y me sentí orgullosa de mí misma al escuchar los tonos de esa típica canción y sentí esa paz de saber que había logrado una nueva meta.
2 Comments:
Ese es un día que no se olvida
By unocontodo, at febrero 20, 2005 12:26 p.m.
Es de evrdad un susto de emoción que se recuerda cada vez que se va de nuevo a otro acto academico, es rico¡¡¡
By susana, at febrero 20, 2005 4:31 p.m.
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