Tiene que ser pecado, tiene que ser delito...

Hacer el amor, un eterno relato...

el eterno relato que habla del corazón acelerado viajando en bici por todo mi cuerpo, con esa cadencia rítmica, apresurada, arriba y abajo, arriba...abajo,

y allí se queda, provocándome se queda...

Sudor,

frente con frente, el roce del los pechos, el esfuerzo, ese placentero esfuerzo,

las bocas ocupadas que tropiezan torpemente por un instante y persisten olvidadas, peleando esa dulce batalla de las lenguas.

Me encanta que cada beso o caricia se conviertan en mil y seas mi mejor marihuana, el sentirme querida... por sorbitos ser la mujer de tu vida,

el poder ser torpe, más que siempre, y disfrutar de la inigualable ignorancia temporal de mis neuronas, de esta pinta decembrina de estreno eterno...

Me encanta disfrutar mis manos mientras gritan, plenas de libertad de expresión, y escuchar a las tuyas divertirse desvistiendo cada una de mis células...

Me encanta decirte todo con mi respiración entrecortada que conviertes en gemidos...por aquellas noches buenas, en las que hemos sido dos disfrutando el placer de uno...y sellarlo con el más dulce de los besos...cuando todo acaba.