Pa' no dejársela a la muerte

jueves, octubre 14, 2004

en el Infiernito...

En este infierno todo todo es verde, marrón y húmedo, una bolsa negra que debe llevar unos meses allí era el único indicio de la presencia del hombre en ese sitio, además de un pilón de madera cortada corroída por la humedad y el tiempo. Antes de llegar a este punto, pasamos por las ruinas de una casa y a escasos metros de ella una pequeña grutica construida con piedra y madera resguardaba, a pesar de toda el agua y las piedras, una pequeña imagen de José Gregorio Hernández. Había también una imagen de la virgen milagrosa, pero esa si que no sobrevivió el golpe.

A la 1:30 ya estábamos almorzando en la paila del infiernito, a ese lugar lo llaman así porque antes quemaban muchos pinos en esa zona, aunque el resto del camino que desde allí desemboca al que lleva al PIcacho de Galipán, todo el tiempo en ascenso, también y perfectamente lo hacen merecedor del nombre. Lo peor de esta parte de la historia fue que estuvimos aproximadamente una hora perdidos bajo un torrencial "palo de agua", siguiendo las marcas falsas que creemos dejaron un grupo de excusionistas sin oficio...la guía en ese punto luego de devolvernos como media hora de camino fueron unas piedras que están en equilibrio que ante los ojos de cualquiera pasarían totalemente desapercibidas...ya de nuevo ubicados nuestro gran regalo entre tanta lluvia , caminos falsos y angostos, y zancudos de dos centímetros de largo fue ver a la montaña descubrirse del velo de la neblina ante nuestros ojos....y mirarla de frente sin más techo que el cielo inmenso.